29 abril, 2010

¿Y mi príncipe azul?


¿Qué tan atractivo y divertido sería tener a nuestro lado a la pareja perfecta? Sí, aquel con quien soñamos de niñas y llamamos: “Príncipe Azul”


Imaginemos que tenemos como pareja a ese príncipe azul a nuestro lado con un cuerpo escultural y bien bronceado, bien presentable y sonriente a nosotras y al mundo entero. Sin mal aliento por las mañanas ni ojeras, con un trabajo perfecto y un salario mejor. Siempre disponible para lo que deseamos en el momento en que lo queremos. Jamás nos lleva la contraria y acepta las cosas tal cual las decimos. No tiene mejores amigas, por nada del mundo nos miente. Sólo tiene ojos para nosotras. No hay peleas. Pero lo mejor de todo: les parecemos atractivas aún cuando estamos en las peores fachas ¡y con unos kilos de más! Ya para esta altura, seguramente tenemos a nuestro Adonis masajeándonos los pies… ¿ Y luego?

Ninguna pareja es perfecta y si así fuera no creo que sería lo más sano. Bueno, hasta discutir es sano. Por más contrario que suene, en el momento en que pasamos por alguna una discusión hay un desahogo de por medio y por consecuencia un aprendizaje. ¿Cuál? Entender, comprender y aceptar qué es lo que queremos, cómo pensamos, qué nos duele, que nos molesta, qué nos agrada, qué podemos o no negociar de nosotros como personas y como pareja, entre muchas otras cosas. Pero la más importante es saber si realmente amas y aceptas a tu pareja y ella a ti.

Creo que las diferencias pueden aportar mucho. Le dan esa sazón a la relación. Pero si de ellas pudiéramos comprender y aceptar realmente a qué grado somos diferentes por el simple hecho de ser seres humanos, entonces en ese tenor dejarían de ser un conflicto.

Así es. La mayoría de las veces vemos las diferencias que tenemos con nuestra pareja como un conflicto, una carga o incluso un detonador. ¿Qué pasa, por ejemplo, cuando damos una opinión acerca de una película? No damos crédito al por qué dijo que la película era malísima, cuando nosotras la colocamos en el top de nuestras películas favoritas. Pero eso sí, enseguida pensamos: “Yo si me tengo que chutar tus partidos de futbol y prepararte las chelas, ver tus aburridas series de televisión y oír tu música estridente”

¿Y qué es lo que hacemos con esta manera de pensar o reaccionar? Creer que somos incompatibles. Nuestras diferentes formas de pensar no nos hacen incompatibles, por el contrario, abrigan una puerta a la complementaridad.

Las diferencias que observamos en nuestra relación tienen un por qué. Tienen raíces y esto -la mayoría de las veces- es consecuencia de la forma en la fuimos educados, el medio en que crecimos, nos desarrollamos y muchas otras circunstancias. Es por ello que tenemos diferentes personalidades que traducimos en diferencias de pareja. No todos tuvimos las mismas oportunidades de ser perfectos (como diría César, un conocido).


¿Cómo convivir con esas diferencias?


-Comienza por ser paciente contigo misma y tratar de entender a tu pareja y aceptar su forma de ser y pensar, hazlo sin juzgar. Recuerda cuando te juzgan: ¿Te gusta?.

- Jamás impongas lo que crees que es mejor, ábrete a una negociación. Lo que fue bueno para nosotras cuando solteras, no significa que lo será en pareja.

- Ayuda a tu pareja a encontrar una motivación en los planes que propones, en vez de pensar en qué tan malos son los de él. Puedes encontrar y recibir de él más de lo esperabas.

Podemos aprender tanto de nuestra pareja, incluso las diferencias pueden solidificar lo que pensaste irreconciliable. Podemos aprender mutuamente a tolerar en lugar de enojarnos a la primera, negociar en lugar de gritar o no querer hablar, escuchar en lugar oír lo que queremos, observar en lugar de ver sólo lo que nos conviene, entender en lugar de dar el avión o dar por terminada una pelea y aceptar en lugar de callar no estando conformes.

Sólo así podremos superar los problemas que diariamente -por causas de las diferencias entre nosotros- nos impiden comportarnos como verdaderos seres humanos para solucionar discusiones innecesarias y resentimientos que envenenan nuestra relación y a nosotras mismas.

25 abril, 2010

¡Hombres, el orgasmo es de quien lo trabaja!


Hoy no hablaré con ustedes amigas, este día las invito a que lleven este link a su novio, esposo, hermano, amigo, a quien ustedes quieran, siempre y cuando sea un caballero......


Caballeros, hoy revelaré algunos secretos del orgasmo femenino, dicen que el orgasmo es de quien lo trabaja. ¿Quién de ustedes es dueño de los orgasmos de su pareja?¿Cuántos de ustedes saben tratar a una mujer en la cama? Si, ya se que todos van a decir “YO” pero honestamente ¿Cuántos de ustedes saben realmente que no todas las mujeres somos iguales, ni en la cama?

Señores, deben saber que no por el hecho de haber tenido varias, que digo varias, muchísimas parejas sexuales significa que sepan tratar a una mujer en la cama. Así como no todos los hombres son iguales, tampoco las mujeres lo somos, por lo tanto han de saber que no nos gusta lo mismo a todas, no sentimos las caricias en la misma intensidad, ni mucho menos nos gusta la misma coreografía todas las noches.

Si realmente quieres ser todo un experto con las mujeres y tener una vida sexual saludable, placentera, plena, feliz, y lo más importante, ser el dueño del orgasmo por venir, prepara la zona de ataque:

1.Si piensas primero en la satisfacción de tu pareja y te mantienes atento a sus reacciones seguramente sabrás cuando lo está disfrutando y que el placer se paga con placer, así también serás complacido.

2. El juego sexual es lo mejor para empezar, no seas tan directo (a lo que vas y ya), pero tampoco pidas permiso. Antes de querer meter mano, empieza por besar, acariciar o hablarle al oído.

3. No dejes caer todo tu peso sobre el de ella, no la asfixies, ni desconcentres, si no te acomodas mejor que ella esté arriba. Esto no se trata de tu peso, se trata de que la mujer sienta más tus besos y caricias, no así el brazo dormido, la falta de aire o el hueso enterrado.

4. Los estímulos sexuales son básicos y uno de ellos es el olfato, a las mujeres nos gusta perfumarnos, por lo tanto nos gusta oler-los rico . Debes prestar atención en la higiene intima, si, especialmente en esa zona, si no huele bien, no bajaremos a saludar. Perfúmate pero no en exceso y si no te lavaste la boca no le hables tan cerca y de frente, procura hacerlo al oído. También el escenario es importante, la música puede ser un recurso para ponerla más de buenas.

5. ¿A quién le estas haciendo el amor? Haz contacto visual, créeme que puedes disfrutar más si la miras a los ojos o a su cuerpo. No cierres los ojos, no voltees a hacia otros lados y mucho menos te concentres sólo en tu placer.

6. Experimenta junto con ella, no sólo hagan lo que tú quieres, la posición que más te gusta o tu fantasía. Presta atención a lo que ella te propone y muestra entusiasmo, inténtalo y de esta forma evitaras que ella sienta una rutina en la cama.

7. Háblale , dile lo que sientes o piensas mientras le haces el amor, si te gusta como se mueve, como se ve desnuda, que parte de su cuerpo te fascina, recuérdale todo lo que te gusta de ella en la cama.

8.Pregunta, qué posición le gusta más, qué le gusta que le hagas y hazlo, así como preguntarle qué no le gusta para que evites hacerlo, es a lo que iba con la misma coreografía, no porque a tu ex le gustaba que le la azotaras en la pared, significa que a todas nos guste.

9.Enamórala más en la cama, procura que ella termine primero y si lo hiciste primero tú, continúa acariciándola y besándola sin presionar, deja que su orgasmo venga de una forma natural.

Venga, que no se vuelva a decir que somos difíciles de complacer, sólo necesitan preguntar, experimentar, conocer, oler, sentir, lamer, gritar, sudar, mirar, abrir entrar…¡hasta la victoria secret!